A sus ordenes, mi soldado
viernes, septiembre 16, 2005
Por Oscar Betancur
Al cumplir mis 18 años fui llamado a servir a la Patria incorporándome al Ejercito Nacional. Siendo hijo único y el sostén de mi casa, tuve la oportunidad de conseguir la dispensa del servicio. Sin embargo mi padre, campesino rudo y de gran nobleza, sin presionarme, comentó:
-La guerrilla está cada vez mas cerca, son mas atroces sus crímenes... si nadie las combate, todos acabaremos siendo sus victimas.-
Entendí el mensaje y decidí enrolarme como recluta, pese a la negativa de mi madre y al disgusto de mi novia. De ellas me despedí la víspera. Solo mi viejo, el perro y yo fuimos al pueblo.
Con leve llovizna y luego de apurar dos tragos de café, esa madrugada emprendimos el camino. Al pasar la puerta de tranca, mientras la cerraba, mire por última vez el rancho y bajo el alero se dibujaba la silueta de mi madre, lanzando sus bendiciones al viento.
Llegamos justo a tiempo: Desde aquel momento solo el apellido me distinguía. Antes de partir abracé a mi padre, quien luchaba por contener un sollozo que se anudaba en su garganta. No hubo palabras; solo un estrecho abrazo de campesino bueno entregándole a la Patria un pedazo de su corazón.
Mi vida se militarizó: órdenes secas y precisas, rudos entrenamientos, instrucción cívica, protocolo militar y disciplina, mucha disciplina, pues de ella dependería mi vida en combate. En pocos meses juré bandera y después fui enviado en misiones de reconocimiento y apoyo a las tropas en combate.
Un día maldito, antes de una misión, un oficial me comunicó que mi pueblo había sido tomado por la guerrilla: No se tenía información sobre mis padres y solo se sabía que habían destruido el cuartel de policía y medio pueblo. Un presentimiento se apoderó de mi y, por la distracción, estuve cerca de pender la vida al entrar en un campo minado, absurda y criminal práctica guerrillera.
De regreso al campamento comprobé que mis presentimientos eran reales: en represalia por mi vinculación al Ejército, mis viejos fueron ejecutados y el rancho incendiado... una bárbara retaliación de diabólicos asesinos: guardé esta tragedia, como lo hacen a diario decenas de campesinos.
Sobrepuesto al dolor, combatí como fiera herida: poco importaba mi vida, pues aniquilando a un guerrillero vengaba el asesinato de mis padres. Me obsesionaba la rabia, nacida de esa incapacidad de comprender que a quienes veía como enemigos, eran también campesinos jóvenes a quienes les inculcaron el odio y esa mística vacía y terrible de matar y destruir por nada.
En una misión mi pelotón fue emboscado: explotaban cilindros, llovía metralla y el zumbido de las balas se escuchaba sin parar. Logré encontrar un refugio, desde el cual vi rematar a dos de mis compañeros. A un tercero, que estaba más cerca, pude cubrirlo agotando mi munición. El había resultado herido y cuando fui en su ayuda, también recibí un impacto de bala. Ante el avance de las tropas de apoyo, los guerrilleros huyeron, pues es su táctica: emboscar, asesinar y huir: ¿entenderán de esto quienes, desde la seguridad de sus ciudades, nos piden siempre mas sacrificios?
Finalizaba ya el tiempo de mi servicio. Una mañana, entre marchas y desfiles, el oficial al mando, quien acompañaba a mi general, al llegar frente a mi, con voz de mando ordenó:
- soldado Pineda, paso al frente –
El General se paró frente a mi y dijo:
– Por su valentía y por ser herido en combate; por su acción valerosa al salvar a un compañero a riesgo de su vida se le concede la medalla de Servicios Distinguidos-.
Luego de esta inolvidable ceremonia preparé mi partida. Decidí regresar a mi tierra para reiniciar mi vida, curtido en combate, hastiado de armas y de violencia. Con amargura recorrí el camino hasta las ruinas de mi rancho, arrastre el paso, como si no quisiera llegar tan pronto. Al pasar de nuevo por aquella puerta de tranca medio destruida, se hizo un nudo en mi garganta, atajando un sollozo que urgía por escapar. Al divisar los restos ennegrecidos y medio ocultos por la maleza de lo que fue mi rancho, encontré un par de cruces que recordaban el sitio en donde masacraron a mis padres.
No se cuanto tiempo lloré frente a aquellas ruinas. Al mirar a la nada, entre las ramas, descubrí aquellos ojazos negros de mi morena amada que me seguían esta vez con alegría y ternura. Con el tiempo, ambos reconstruimos el rancho y en el colgué mi guitarra; de las ruinas de su campo renacía Colombia, en surcos de terror y muerte surgía de nuevo la esperanza, sobre despojos de guerra brillaba ahora la paz.
¿Qué puedo hacer por quien tanto ha hecho por mi?. Hoy quiero realzar tu dedicación y sacrificio en defensa de la Patria y de la sociedad. Nunca he estado ni cerca de un cuartel, así que debo imaginar tu vida. Aspiro a que la siguiente narración se parezca a la realidad, pues tu vida es digna de aprecio y reconocimiento. Antes de comenzar quiero preguntar: ¿hasta donde los colombianos tendremos derecho de exigir tantos sacrificios a esos campesinos olvidados por la sociedad?
Al cumplir mis 18 años fui llamado a servir a la Patria incorporándome al Ejercito Nacional. Siendo hijo único y el sostén de mi casa, tuve la oportunidad de conseguir la dispensa del servicio. Sin embargo mi padre, campesino rudo y de gran nobleza, sin presionarme, comentó:
-La guerrilla está cada vez mas cerca, son mas atroces sus crímenes... si nadie las combate, todos acabaremos siendo sus victimas.-
Entendí el mensaje y decidí enrolarme como recluta, pese a la negativa de mi madre y al disgusto de mi novia. De ellas me despedí la víspera. Solo mi viejo, el perro y yo fuimos al pueblo.
Con leve llovizna y luego de apurar dos tragos de café, esa madrugada emprendimos el camino. Al pasar la puerta de tranca, mientras la cerraba, mire por última vez el rancho y bajo el alero se dibujaba la silueta de mi madre, lanzando sus bendiciones al viento.
Llegamos justo a tiempo: Desde aquel momento solo el apellido me distinguía. Antes de partir abracé a mi padre, quien luchaba por contener un sollozo que se anudaba en su garganta. No hubo palabras; solo un estrecho abrazo de campesino bueno entregándole a la Patria un pedazo de su corazón.
Mi vida se militarizó: órdenes secas y precisas, rudos entrenamientos, instrucción cívica, protocolo militar y disciplina, mucha disciplina, pues de ella dependería mi vida en combate. En pocos meses juré bandera y después fui enviado en misiones de reconocimiento y apoyo a las tropas en combate.

Un día maldito, antes de una misión, un oficial me comunicó que mi pueblo había sido tomado por la guerrilla: No se tenía información sobre mis padres y solo se sabía que habían destruido el cuartel de policía y medio pueblo. Un presentimiento se apoderó de mi y, por la distracción, estuve cerca de pender la vida al entrar en un campo minado, absurda y criminal práctica guerrillera.
De regreso al campamento comprobé que mis presentimientos eran reales: en represalia por mi vinculación al Ejército, mis viejos fueron ejecutados y el rancho incendiado... una bárbara retaliación de diabólicos asesinos: guardé esta tragedia, como lo hacen a diario decenas de campesinos.
Sobrepuesto al dolor, combatí como fiera herida: poco importaba mi vida, pues aniquilando a un guerrillero vengaba el asesinato de mis padres. Me obsesionaba la rabia, nacida de esa incapacidad de comprender que a quienes veía como enemigos, eran también campesinos jóvenes a quienes les inculcaron el odio y esa mística vacía y terrible de matar y destruir por nada.
En una misión mi pelotón fue emboscado: explotaban cilindros, llovía metralla y el zumbido de las balas se escuchaba sin parar. Logré encontrar un refugio, desde el cual vi rematar a dos de mis compañeros. A un tercero, que estaba más cerca, pude cubrirlo agotando mi munición. El había resultado herido y cuando fui en su ayuda, también recibí un impacto de bala. Ante el avance de las tropas de apoyo, los guerrilleros huyeron, pues es su táctica: emboscar, asesinar y huir: ¿entenderán de esto quienes, desde la seguridad de sus ciudades, nos piden siempre mas sacrificios?
Finalizaba ya el tiempo de mi servicio. Una mañana, entre marchas y desfiles, el oficial al mando, quien acompañaba a mi general, al llegar frente a mi, con voz de mando ordenó:
- soldado Pineda, paso al frente –
El General se paró frente a mi y dijo:
– Por su valentía y por ser herido en combate; por su acción valerosa al salvar a un compañero a riesgo de su vida se le concede la medalla de Servicios Distinguidos-.
Luego de esta inolvidable ceremonia preparé mi partida. Decidí regresar a mi tierra para reiniciar mi vida, curtido en combate, hastiado de armas y de violencia. Con amargura recorrí el camino hasta las ruinas de mi rancho, arrastre el paso, como si no quisiera llegar tan pronto. Al pasar de nuevo por aquella puerta de tranca medio destruida, se hizo un nudo en mi garganta, atajando un sollozo que urgía por escapar. Al divisar los restos ennegrecidos y medio ocultos por la maleza de lo que fue mi rancho, encontré un par de cruces que recordaban el sitio en donde masacraron a mis padres.
No se cuanto tiempo lloré frente a aquellas ruinas. Al mirar a la nada, entre las ramas, descubrí aquellos ojazos negros de mi morena amada que me seguían esta vez con alegría y ternura. Con el tiempo, ambos reconstruimos el rancho y en el colgué mi guitarra; de las ruinas de su campo renacía Colombia, en surcos de terror y muerte surgía de nuevo la esperanza, sobre despojos de guerra brillaba ahora la paz.
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Benjamìn González Uribe dijo...
Don Atrabilioso: Ud que es el abanderado de causas nobles, porque no inicia un boicot contra el programa de televición FactorX, donde se atropella en forma vil la dignidad humana. Esos desgraciados jueces no hacen sino burlarse de los sueños y las aspiraciones de las personas. Se esta consiguiendo raiting a costa de envilecer al ser humano. Sera este modelo apropiado para nuestra juventud?
septiembre 16, 2005 8:32 AM
Atrabilioso dijo...
NOTA DE LA DIRECCIÓN A DON BENJAMÍN:
Permítame ver el programa para extraer más elementos de análisis que unidos a sus argumentos, soporten una protesta.
Un abrazo.
septiembre 16, 2005 9:20 AM
El usuario anónimo dijo...
Historias como esta, estan escritas en muchos corazones de jovenes, que aun no entienden ni nunca entenderan este capricho de los colombianos de matarse unos a otros, por nada. Porque ninguno de ellos sabe porque se pelea, solo saben que el comandante da ordenes, y hay que acatarlas, asi sea a costa de la vida misma.
Se generan odios y se multiplican venganzas, pero este joven comprendio que es mejor volver a su pueblo y volver a construir una nueva Colombia, sin seguirle el ejemplo a nuestros incitadores de violencia, que provocan muerte de familias para que ese sea el unico aliciente de los que quedan vivos, para vengar su muerte, contra el que sea, sin saber que siguen en este mismo espiral de muerte y venganza.
Esto es lo que necesitamos despojar nuestros corazones de odio y venganza, porque si no, no vamos a llegar a ningun pereira y ningun colombiano tendra futuro.
Benedicto.
septiembre 16, 2005 1:16 PM
El usuario anónimo dijo...
BENEDICTO:
...asi sea.....
O.B.
septiembre 16, 2005 1:55 PM
Anonimo 33 dijo...
Un relato muy parecido a una historia veridica que ocurrio con algunos pequeños cambios en un pequeño pueblo al sur del departamento de Bolivar. La historia continuó así: Luego de que el ex-soldado trato de rehacer su vida al lado de su esposa, llegaron nuevamente los del frente 34 ( ó 43?) de las Farc y llegaron al rancho en busca del ex-soldado para cobrarle la antigua deuda de haber entrado al ejercito.
Al no encontrarlo, asesinaron a su esposa que tenia 3 meses de embarazo. Cuando llegó y encontro a su esposa muerta, los vecinos le dijeron que las Farc lo estaba buscando que se fuera que ellos regresarian. Luego de enterrarla el ex-soldado busco un contacto e ingreso a las autodefensas del magdalena medio. Alli permanecio por mas de dos años hasta que fue muerto en una emboscada de las Farc. Esta hisrtoria la escuche de boca de un periodista de Montería.
septiembre 16, 2005 5:09 PM
El usuario anónimo dijo...
ANONIMO 33
Es triste,muy triste cuando en estas historias de terror ,es la realidad la que supera a la ficcion en barmarie y crueldad; señal mas que evidente para comprometernos cada vez mas en la consecusion de la paz.
O.B.
septiembre 16, 2005 5:41 PM
maria teresa dijo...
Triste historia, y parece que muy real y mas frecuente de lo esperado. Se enlistan por inclinacion de servicio y por miedo a la presion de los grupos ilegales. Pero luego que salen tambien son acosados para que sirvan en los ejercitos irregulares.
Dadas esas condiciones en Colombia, me pregunto que incentivos usa el ejercito para recrutar personal, como ofertas de educacion o ayuda social posterior a su servicio, es decir para el personal raso. De todas formas es tambien una reinsercion al mundo civil el que el personal militar vive luego de terminar su servicio, y claro que si vive para contarlo, y si sobrevive en el mundo civil sin el acoso de las varias mafias.
Deberia existir un programa de reinsercion para los soldados, como ofertas de trabajo para los que esten preparados en algo tecnico o de enlistarlos en programas de estudios de ese tipo, y que sea pagado por los contribuyentes a quienes defendieron. Me gustaria ver a los ya reinsertados en politica pagar para la preparacion de esos soldaditos. Esa si seria una forma de contribuir a la paz.
septiembre 16, 2005 6:44 PM
El usuario anónimo dijo...
MARIA TERESA:
Magnifico el enfoque de su amable colaboracion ;en justicia debe tenerse muy en cuenta la "reinsercion" a la vida civil del joven soldado que termina de pagar su cuota de servicio a la Patria.
Aprovechar de su instruccion y disciplina para crear con ellos la nueva clase campesina;proveerlos de elementos y tecnica moderna para sus labores agricolas y ganaderas, facilitarles la consecusion de tierras,entrenarlos en empresas del agro;innvertir en ellos,de una manera practica y rapida,podria aprovecharse los ultimos meses de su servicio para readaptarlos a la vida campesina.`
El campo necesita urgentemente de ese personal,no desperdiciemos esa juventud,es nuestra obligacion retribuir su servicio y sacrificio.
Muchas gracias, por su interentisimo mensaje.
O.B.
septiembre 16, 2005 7:42 PM
m t dijo...
Si, es algo que me pregunto de hace tiempo. Claro que no todo el personal quizas es apto para el campo porque son de la ciudad. Pero aun esos asumo que una vez presentados con el medio de empezar algo productivo y viviendo en un ambiente campestre donde sus hijos puedan crecer sanos y relativamente seguros creo que lo preferirian.
Tengo alguien especifico en mente cuando expreso esto, y es uno de los hijos de 'la negra tomasa', recuerda ese personaje? pues es real y su muchacho es uno de esos buenotes que creo no lo corrompe ni descompone el fuerte salitre de la costa. Tampoco lo han recrutado posterior a su servicio, prefiere mal vivir que enlistarse en el ejercito del diablo. Como me gustaria ver que alguien asi, tan leal, tan sano, tan moral, tan buenote pudiera vivir en el campo criando a sus hijos igual que el.
Mucho que hacer y la gente quejandose en vez de ponerse las pilas y salir a darle palo a los delincuentes para acabarlos de una vez. Empezando por los politicos de siempre.
septiembre 16, 2005 8:33 PM
El usuario anónimo dijo...
MARIA TERESA:
Es inexplicable como nuestro pais siendo eminentemente campesino, no hubiera dado preferencia a desarrollarse en el campo agricola y ganadero,industrializando suproduccion y comercializandola agresivamente;Chile lo hizo y goza hoy de una buena economia.
muy bueno su comentario
O.B.
septiembre 16, 2005 9:21 PM
m t dijo...
He ahi un punto para discusion de 'politica'.
Curiosa observacion, pero ciertisima: un pais campesino por estructura y naturaleza, pero que resulta rechazando y avergonzado de su campo y sus campesinos, que vive aglomerado en las ciudades, en vida miserable materialemte hablando, pero muy orgullosos de su habitat moderno y de sus nuevas costumbres, y tanto lo llevan en la sangre que recurren a emperifollados discursos 'verdes', a encajonarlo en un altar de ideas que deben adorarse pero no tocarse, no comercializarse, para asi quizas cumplir con ese yo campesino mientras se ponen el disfraz de modernidad, o que es como la imaginan.
Esa impresion es real. Lamentable, porque haria un mundo de diferencia en la calidad de vida de los colombianos, y si es bien llevada seguro que se reduciria la violencia, porque la gente estaria menos estresada.
Lo ironico de todo esto es que esa paz y calidad de vida mejor la llevan los llamados violentos en el campo. Son mas inteligentes despues de todo, saben vivir mejor su vida.
Me encanta el campo, me encantan los campesinos y su nobleza.
septiembre 16, 2005 9:40 PM
Atrabilioso dijo...
NOTA DE LA DIRECCIÓN A TODOS LOS PARTICIPANTES:
Les contaré la historia de este artículo: Cuando lo envió Oscar, tuve la oportunidad de leerlo por primera vez. Y me encontré con un problema: el tamaño. Entonces, lo volví a leer para hacer algunas correcciones gramaticales y de estilo. El resultado fue un texto más largo. Decidi recurrir a mi viejo oficio de editor y ahi fue Troya: cada palabra que quitaba me dolía, cada línea que capaba, era como dejar sin sentido una parte del artículo. Confieso, como lo hice con Oscar, que nunca en mi vida profesional había sido tan difícil reducir un texto. Espero que les haya gustado y que nos haya tocado las fibras sobre una realidad que pocas veces se ve.
Un abrazo a todos.
septiembre 16, 2005 10:40 PM
El usuario anónimo dijo...
ATRABILIOSO;
Cuando se siente lo que se escribe,es muy dificil cortar palabras, cada una de ellas,pareciera que tienen vida , este,articulo, se escribio con toda el alma, bueno o menos bueno cada quien lo juzga, honesto homenaje a nuestros bravos soldados y oficiales de nuestras Fuerzas Militares .
ATRABILIOSO,buen cirujano y mejor estilista,con su toque de elegancia y buen gusto,lo pulio en forma magistral,gracias Jaime;gracias a todos por su amabilidad al leernos.
O.B.
septiembre 17, 2005 5:41 AM
Dragón Negro dijo...
Paisanito del alma, de que manera ni la editotijera pudo restarle magnitud a tu nobleza.
Tal realidad es verdad de a puño, cotidiana.
Nuestro campesinado en medio de todos los fuegos letales de la guerra, bien sea del que le dispensa el cilindrogonorriento, o el del motosierrero, o de la rapiña del abigeo, del alcalde corrupto y del juez que se pega de la comisión para absolverlo, no tiene futuro ni siquiera enrolandose al club de la leshmaniasis y de las caletas farianas pa´mi general.
Vista la aceptación del Majestuoso, que ya desbordó el 80%, y ante mi imposibilidad de continuar en el 20%, me adhiero para reclamarle de paso que dé y de una vez por todas, la batalla final, no más!!!! a acabarlos, a aprovechar el buen estado de relaciones con los misteres para que mediante la inteligencia electronica y para el combate se de por terminado en los seis meses que anunció en retahila culebrera, a la guerrilla, y no hasta el 2019 por que de persistir en esa proyección, mejor me quedo en la minima desaprobación, asi sea de guarismo quinta parte.
Que le reste apoyo de la población civil a jojoyes y raules, dandole a ese campesino un hospital abierto, justicia social, y sobre todo que decapite de la teodolindización ralitesca que sirve de nutriente a los inconformes que allá en el volcán de los senos, sirven de idiotas utiles auxiliadores de los genocidas.
Que se despoje de Napoleones calvos que ganan la guerra calificando de bandidos por microfonos a los siniestros asesinos que no puede derrotar por estar jugando carreras de piojos en la cascara de su hueco cabezote.
Los Soldados de Colombia te bendicen por ese sencillo tributo que hoy les has ofrendado.
septiembre 17, 2005 6:34 AM
El usuario anónimo dijo...
DRAGON NEGRO:
Eres el mas brillante "guarismo" que se suma al club de los "80" de veras lo celebro y lo aprecio en lo que vale.
De tu arribo al tren de los que luchamos con "corazon grande" por la paz de Colombia,me queda un sabor amargo,te perdi de "enemigo" de bando ,pues de corazon has sido y seras , mi amigazo de siempre.
Paisano
septiembre 17, 2005 8:23 AM